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Eros

El poeta dijo "Feliz el alma que las dulces caricias logran despertar de su sueño!".

No obstante, también los ambientes inspiradores, incitan a la dulce caricia, al despertar de los sentidos. Encauzar la luz, otorgar el espacio a la voluptuosidad...la belleza de la armonía siempre ha seducido.

El placer de lo estético desposará la libre emoción, la opulencia del placer. La decoración se torna provocante, y formas femeninas flotan sobre un áurea de luz dorada, tiernamente curvadas.

Quimeras virtuales, los colores que liberan placer y un íntimo matiz, reconfortan la vida. El blanco está presente, luminoso, realmente, multicolor. El ambiente crea su propio blanco a partir de solamente tres colores: el verde, el naranja y el púrpura.
El púrpura y el naranja estallan en magenta; el púrpura y el verde lo inducen al azul; el naranja y el verde funden con impudor hacia el ambarino..., y ahí va la eterna danza.

Y.…, en ese entorno, la mezcla de los tres ofrecen el negro.
Tendencia decorativa al exceso, las columnas recuerdan los fastos de otras épocas, los doseles tornasolados invitan con insistencia a gozar de este lujo provisional.

En este espacio que despierta los sentidos, toda caricia ve su poder sugestivo amplificarse, hasta a la desmesura. En contacto con la materia, y el dorado extravagante, la fantasía toma forma y se expresa en el absoluto.